ESTILO Y ORNAMENTO
La relación entre estilo y ornamento en arquitectura resulta en una consideración sobre cómo conceptualizamos el espacio construido. El estilo, como un conjunto de reglas o principios conforme a los cuales debería crearse un trabajo, ha progresado de la emulación de modelos clásicos a la búsqueda de la novedad. Este cambio no es solo un cambio en las técnicas y los recursos, sino también una exigencia esencialmente más grande para la hasa de un creator a exhibir su identidad y su tono a la arquitectura. En términos de habla, el estilo puede ser receptivo a prescriptivo, dependiendo de si está entendido por el arquitecto.
El último punto mencionado es la decoración. La ornamentalidad siempre ha sido un aspecto importante de la arquitectura, no solo en términos de lo que agrega visualmente a los espacios, sino también en términos de lo que sugiere. Se ha agregado una motivación de vida y movimiento a los edificios a través de adornos que se encuentran entre los primeros ejemplos de arte. Sin embargo, a medida que la “arquitectura de la máquina” se extendió, la necesidad de adornos y, en general, de la ornamentación desapareció lentamente. No obstante, la cuestión de la necesidad de la decoración en la arquitectura moderna sigue siendo discutible. De todos modos, incluso como estas discusiones tienen lugar, la decoración sigue representando la forma de agregar significados y características a los espacios vividos, lo que indica que la belleza también es fundamental en su vivencia.
La decoración, un término vinculado con el ornamento, es fundamental para la percepción y vivencia de los espacios. No sólo embelesa, también transmite significados sociales y culturales; establece, por así decirlo, puentes entre las personas y su entorno. La decoración ha sido históricamente apreciada como una forma de decorous behaviour, es decir, como buen gusto o decoro, y es, además, una de las formas con las que se Identifica una “forma de ser” o una “clase”.
En fin, la relación entre estilo, ornamento y decoración en arquitectura pone en evidencia la complejidad de diseñar espacios con significado. Mientras el estilo describe las reglas del diseño, el ornamento y la decoración le entregan un componente estético que conecta el objeto arquitectónico con sus usuarios. Esta compensación entre funcional y simbólico ha dejado que la disciplina evolucione constantemente, balanceando innovación y tradición y dejando abierta la reflexión sobre como lograr que los espacios sean útiles, pero al mismo tiempo hermosos e inolvidables.
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